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Un beso bajo el muérdago

Solo falta una semana para que sea Navidad, y en la tienda todo huele a fiesta:  rodead@s de poinsettias, flores de algodón, nobilis y lentisco, arropad@s por la cálida música de ambiente magníficamente elegida por nuestra María Eugenia (cuyos refinados gustos musicales nos sorprenden cada vez más), es imposible no dejarse contagiar por el espíritu navideño y sentir que volvemos a creer en la magia otra vez, como cuando éramos niñ@s.

Tengas la edad que tengas, en Navidad todo parece ser posible con solo pensarlo. Es como si el tiempo dejara de existir, y en la lista de las cosas que hacer aparece una sola y única prioridad: amar y rodearte de los que te importan.
De echo, ¿qué sería la Navidad sin amor? ¿Sin la posibilidad de compartir ese tiempo con las personas que más quieres? Probablemente todo se reduciría a un puñado de tradiciones y costumbres, con falta de significado, incapaces de hacernos sentir ni un mínimo de entusiasmo.

La celebración del amor y el mundo de las flores son un binomio común, y en Cotton Candy tenemos la suerte de ver  como el amor entra por nuestra puerta muy a menudo, en todas sus formas. Es por esta razón que este año hemos querido «apropiarnos» de una de las tradiciones románticas navideñas más difundida y conocida, aunque procedente de otros países: el beso bajo el muérdago.

Seguramente te sonará la típica escena de película americana navideña en la cual los dos protagonistas, locamente enamorados el uno del otro, pero sin haberse declarado aún, acaban casualmente justo debajo de una ramita de muérdago que cuelga sobre sus cabezas. Empiezan a caer silenciosos los primeros copos de nieve, todo a su alrededor es mágico y perfecto, y ya no tienen excusas: deben honrar la milenaria tradición y besarse. Y será amor para siempre.

A pesar de haberse hecho famosa gracias al cine, esta bonita tradición tiene sus raíces en antiquísimas celebraciones celtas. Según cuenta Plinio El Viejo, en su «Naturalis Historia», el muérdago era, para los druidas, la planta que «lo cura todo», símbolo de fertilidad, portador de paz y amor.

Colgar una rama de muérdago justo a la entrada del hogar atraía la buena suerte, alejaba los espíritus malignos, y bendecía las parejas de la casa con una descendencia numerosa.

Esta planta ha sido protagonista de muchos cuentos y leyendas a lo largo de la historia, y es a través de la mitología nórdica que ha llegado hasta nosotros la tradición de darse un beso bajo el muérdago, planta sagrada de Freya, diosa del amor. Con el pasar de los siglos se ha introducido en las fiestas navideñas y se ha convertido en un rito para los enamorados que así sellaban su amor para la eternidad.

Además, en El diccionario de flores de Victoria, que se encuentra dentro de la novela «El lenguaje de las flores» de Vanessa Diffenbaugh (maravillosa lectura que recomendamos sin dudar) pone:

– Muérdago (Viscum) : Supero todos los obstáculos. ¿Qué mejor deseo para los futuros novios, y para la llegada del nuevo año?

A raíz de todos esto, no hemos podido evitar colgar una ramita de muérdago en la puerta de la floristería, para que tod@s tengáis la posibilidad de venir y daros vuestro beso!

Si pasas por aquí en los próximos días (que la tienda esté abierta o cerrada no importa), nos encantaría que te animaras a seguir la tradición, parando bajo el muérdago para besar a quién tú quieras.
Si te vas a sacar una foto del momento, te proponemos un juego: etiquétanos en la foto via Facebook o Instagram, de esta manera te incluiremos en un sorteo para ganar una bonita Poinsettia decorada. Tienes hasta el día 1 de enero.

Se dice que en Navidad puede ocurrir lo que en otras épocas del año sería imposible. Teje tus sueños de amor eterno, con confianza y valentía, y quién sabe… quizás el muérdago y su magia te ayuden a alcanzarlos.