Hace unas semanas «nuestra Gloria» nos contaba que asistió a la boda de un familiar que, para agilizar la solicitud de traslado de su futura esposa, decidió casarse adelantando unos pocos meses la ceremonia civil a la religiosa.
Los novios explicaron al alcalde del pueblo que no prepararían nada especial para el día del rito civil, ya que todos los preparativos estarían enfocados a la futura boda religiosa.
El día establecido se presentaron en el ayuntamiento elegantes y bien vestidos, pero sin ningún detalle especial que subrayara la importancia del momento.
Pues qué sorpresa se llevó la novia cuando encontró, en el que iba a ser su asiento, un pequeño ramo de flores variadas, regalo del mismo alcalde: por lo visto el caballero tuvo la sensibilidad de pensar que, por minimalista e informal que fuese la ceremonia, una novia no podía prescindir de su ramo de flores.
Esta historia es la que ha inspirado este post. Piénsalo un momento: ¿has asistido alguna vez a una boda donde la novia no llevase un ramo?
Imaginarlo resulta raro, porque por sencilla, alternativa y peculiar que sea la ceremonia, el ramo es un elemento siempre presente. ¿Puede casarse una novia sin su ramo? ¡Por supuesto!, pero si no lo lleva es como si le faltara algo. Porque el ramo es algo que suma en la estética de la boda.
No es una moda actual, sino que tiene sus raíces en el pasado, y en las supersticiones y creencias que gravitaban alrededor del rito del matrimonio.
Se piensa que ya en el Antiguo Egipto las novias llevaban un ramillete de hierbas aromáticas y olores intensos (sobre todo tomillo, eneldo y ajo) para ahuyentar los espíritus malignos y atraer la buena suerte sobre ella y su esposo. Con el tiempo, pasando por varias culturas y costumbres, las hierbas fueron sustituidas por las flores: su buen olor servía para perfumar a la novia, y quizás también el ambiente, sobre todo en épocas de mala higiene, como la medieval.
Hoy en día los ramos de novia se han convertido en un precioso ornamento, comparable con verdaderas joyas, cuyo diseño y composición tienen mucho que ver también con las emociones y con la personalidad de las novias.
Cada una de ellas es un mundo, un universo de sentimientos que nosotras, con cariño y delicadeza, intentamos conocer, traducir y convertir en el ramo de flores perfecto.
Si eres una futura novia Cotton Candy y quieres hablar con nosotras de tu ramo, estos son los criterios por los que nos regimos:
1. Ante todo, mucha calma: no tienes que entender de flores, saber sus nombres o características. Es más: ni tienen por qué gustarte especialmente. Estamos aquí para escucharte y llegar a entender, junto contigo, qué solución te representa más, cuál encajará más contigo, tu vestido, etc.
2. Para poder hablar del ramo es fundamental tener una idea del outfit que elegirás para el día de la boda: estilo y color de tu vestido y de tus zapatos, como irás maquillada y peinada, etc.
Conocer tu fisionomía también es un detalle importante a la hora de elegir un tipo de ramo u otro: no es igual el efecto visual de un ramo redondo y grande respecto a uno en cascada, y cada uno es más o menos indicado según tu altura y fisionomía. Irás guapísima en cualquier caso, pero si el ramo puede ayudarte a deslumbrar aún más, ¿por qué no tenerlo en cuenta?
3.¿ Dónde te casarás, y qué tipo de ceremonia vas a tener? Es una información que, aunque no lo parezca, influye a la hora de considerar opciones para tu ramo.
No es igual casarse en una iglesia o en un ayuntamiento que casarse en una playa o en medio del bosque, así que cuéntanos cuál es el lugar que has elegido para la celebración de la boda. Esta información nos ayudará a llegar a propuestas florales adecuadas y en sintonía con todo el conjunto.
4. Recuerda que estamos hablando de flores, y hay un elemento a tener en cuenta: la temporalidad.
Tal y como subrayamos en el post anterior (lo puedes ver pinchando aquí) no todas las flores se encuentran en todas las épocas del año, y cada temporada viene con flores distintas. Además no todas son recomendables según la estación del año: algunas flores son más delicadas que otras, y si la boda se celebra en una época del año con temperaturas muy altas, es importante tener en cuenta el factor resistencia.
5. No le hagas demasiado caso a Instagram y Pinterest. Las fotos que, a veces, nos enseñáis tienen filtros aplicados y colores que no corresponden a los de la naturaleza. Es importante tener la mente abierta y ser flexibles respeto a este tema. Y si no puedes parar de pensar en un color especifico, imposible de conseguir de manera natural, acuérdate que existen, y están muy de moda, las flores preservadas: ellas sí pueden ayudar a conseguir tonalidades a las que no llegan las flores naturales, y además podrás conservarlas.
6. En la primera entrevista que tengas con nosotras sería estupendo, y nos facilitaría un montón, que nos trajeras imágenes de todo lo que tienes en mente. Hace años l@s floristas enseñaban catálogos con los trabajos previamente realizados, para que la novia tuviera una idea de lo que podía pedir. Hoy en día, gracias a internet, es más rápido y sencillo que seas tú la que nos muestres qué es lo que sueñas, y es sobre la imagen de ese deseo que iremos trabajando.