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La primera vez que… Nos regalaron flores

 

Las cosas de la vida. Hace unos días tuve el privilegio de hacer un ramo de flores para una chica de 30 años a la que era la primera vez que le regalaban flores en su vida. A mí, que llevo toda la vida rodeada de flores y que el primer ramo lo recibí a los 15… Me pareció sorprendente. Recuerdo ese ramo de rosas que me regalaron mis padres con 15 años que me hizo sentir muy especial porque para mí esa etapa de mi vida era diferente, era como un antes y un después, como dejar la infancia para empezar a ser mayor.

Ese encargo nos dio mucho que pensar, tanto que incluso estuvimos analizando cómo cada vez hay más mujeres que en la Floristería Cotton Candy nos compran flores para regalárselas a un hombre. Las cosas están cambiando.

Me impresionó tanto ese encargo para la chica de 30 años que no dudé un solo segundo y a la primera de cambio aproveché una cena con mis amigas para plantearles el tema. ¿Cuándo había sido la primera vez que le habían regalado flores? A partir de ahí todas empezaron a contarnos sus historias…

 

“Pues más típico no puede ser mi historia, Caro… Típico día de los enamorados con 15 años, yo creía que me moría. Dios mío de mi vida, además sabía que me la iba a regalar porque ya lo conocían hasta en la pandilla y yo no quería ni verlo, porque sabía que me iba a morir de la vergüenza. Con toda la cara que tengo, sin embargo con esas cosas me muero. Era una rosa así como se hacía ante

s, no como lo que hacéis ustedes ahora. Y ahora mismo lo pienso y ya veis, me sigo poniendo roja. El culpable fue mi novio Juanito y fue increíble. Yo en ese momento me sentí súper especial, con mucha vergüenza, pero esa persona en ese momento con esa flor me hizo sentir especial, aunque yo era muy jovencita…”.

La charla se animaba, Raquel mirando hacia el infinito recordaba cómo las primeras flores que recibió eran cuando tenía 15 ó 16 años. “Cuando viene ese muchacho que te gusta en la feria y te trae una florecita de una gitana, pero los momentos que tengo con un recuerdo más bonito fue cuando nació mi hija con 29 años y cuando mi niña, con siete u ocho años, apareció con una rosa para darme una sorpresa. Lo mejor de todo es que siempre lloro…”.

De repente, a Sonsoles se emocionaba y recordaba cómo Jesús, su pareja, en el año 92 y con 18 años se colaba en Sevilla en la Universidad para regalarle una rosa. Ainss, dice mi amiga, mientras intenta esconder las lágrimas. “Fue muy especial, increíble”. Mientras Inma, con cara de pocos amigos, recordaba a las amigas lo que fue uno de los episodios más terribles de su juventud, cuando Ángel, “mi novio, me envió un ramo de esos variados primaverales y mi madre me soltó en cuanto lo vio… Ten cuidado porque cuando un hombre regala flores es que está con otra… Y la verdad es que no se equivocó. Me sentó fatal, sólo tenía 17 años y buscaban una manera de pedir perdón. La cena no dejó indiferente a ninguna de nosotras. Esas palabras de Inma me recordaron que hay que tener cuidado con las flores del perdón, que después el recuerdo no es grato.

Mis amigas son así, muy emotivas, llenas de vida y de historias. Todas coincidimos en regalar flores porque son un regalo que transmite mucho sin tener que decir nada.